A la gente común no le interesan las cuestiones políticas de traje y etiqueta. No le interesa el palabrerío formal y tampoco las utopías mas perfectas. A la gente común le interesa lo que le entra por los ojos, lo que le pone el pan en la mesa cada día, lo que le pasa a sus hijos cuando salen al parque, si es que tienen la posibilidad de hacerlo, comer un asado debes en cuando, poder disfrutar de sus pasiones mas simples y perfectas. A la gente común no le podemos reprochar nada. A los que le deberíamos reprochar son a todos aquellos que tienen un rol clave en nuestra sociedad, a los dirigentes, a los comunicadores, a cada líder comunal y a todo formador. La palabra mas bastardeada es y fue, la misma con la que empuñan en sus manos para deslegitimarla. El fin sin dudas es confundir y poner a todos en la misma bolsa. La confusión. El fin sin dudas es promocionar la desesperanza. El odio, el rencor. El fin sin dudas es fijar las bases para perpetuarse en el poder, el poder ilegitimo...
Política, escribe Cabecita.